ENSAYO
"Referentes para un modelo educativo basado en Competencias"
Introducción
Mirando
la educación chilena y sus procesos de
adaptación curricular, desde la formación continua del ser humano, el siguiente
ensayo cuestiona la nueva concepción del
proceso educativo desde la formación basada en competencias y su adecuación a
la realidad nacional, considerando las siguientes interrogantes:
¿Podría incorporar el currículo
nacional la formación basada en
competencias? ¿Desde qué niveles debemos cambiar la mirada para incorporar este
nuevo modelo a nuestras salas de clases?
El
modelo curricular basado en competencias nos presenta un desafío si
contextualizamos el modelo de los tres mundos a nivel nacional y, además, nos obliga a profundizar en las competencias
de los estudiantes egresados de los niveles secundarios y universitarios desde
la coherencia que debiera existir para validar el modelo por competencias. Más
debemos preguntarnos inevitablemente ¿Con que herramientas de base contamos
para desarrollarlo en los diferentes niveles educativos? ¿Qué necesitamos para
adoptar este modelo?
A continuación se desarrolla una reflexión
acerca de la adaptación de este modelo,
considerando la relación de mejora que
nos podría otorgar en los procesos formativos desde los niveles iniciales en
nuestro país y algunas consideraciones para este proceso.
¿Podría incorporar el currículo nacional la formación basada en competencias?
Considerando
la necesidad de acreditar la calidad de los procesos formativos en los
diferentes niveles educativos de nuestro país, y además, tomando en
consideración la llegada de la Superintendencia de la Calidad, es necesario
profundizar en la instalación y puesta en marcha del modelo de diseño
curricular por competencias.
La
adecuación de este modelo a nivel local, proporcionaría, aparentemente, una
instancia clarificadora a la hora de evaluar los procesos y los resultados de
los egresados de los diferentes niveles educativos.
Podríamos
elaborar, aplicar y evaluar una serie de
instancias metodológicas desde la educación preescolar hasta la educación
universitaria, que aseguren la internalización
en los estudiantes de las competencias genéricas, ordenando las prácticas cotidianas que realizan los profesores
en sus salas de clases, muchas veces desde la intuición de la labor docente.
Al
instalar este modelo, los resultados de aprendizaje serian claramente
identificables y medibles no solo para el docente sino además, para los padres
y apoderados, quienes podrían conocer anticipadamente, que aprenderán sus hijos en el nivel que cursa, o que
debieron aprender en el ciclo anterior,
y por obviedad, reconocer hacia donde se dirigen los aprendizajes del nivel que
se avecina, en las distintas disciplinas que se imparten y en diferentes niveles
que se involucran.
Considerando
esta cualidad de “transparencia” de la educación y sus procesos, podríamos
considerar que este modelo vendría a llegar para no desaparecer. La sociedad
chilena podría evaluar y criticar los
procesos de enseñanza y aprendizaje, desde diversas miradas.
Cohesionando
el modelo por competencias con nuestra realidad nacional, la adaptación
curricular de los Mapas de Progreso del Aprendizaje, las considera.
Es así como las identificamos en lo señalado
por el MINEDUC (2005):
…describen los conocimientos, las habilidades y actitudes en la
secuencia en que éstos se aprenden,
distinguiendo niveles particulares de logro. Describen con mayor
precisión los aprendizajes (conocimientos, habilidades y actitudes) que se
espera logren los estudiantes.
Claramente
desde la esencia del currículo nacional,
las competencias serán uno de los objetivos de base, para mejorar la calidad de
procesos en la educación chilena.
El
capítulo IV de la “Educación divino Tesoro” de Jacques Delors, las competencias
son explicitadas como los saberes que
conlleva el desarrollo del ser humano en todos los ámbitos de la vida. La
educación se nos presenta no como un ciclo del cual los estudiantes egresan de
algún determinado curso o programa, sino como una oportunidad de aprender para
toda la vida. Reflexionando desde esta mirada, en nuestro país aun debe haber
un cambio de paradigma, para realmente comenzar a educar para la vida, pero
desde los niveles iniciales.
¿Desde qué niveles
debemos cambiar la mirada para incorporar este nuevo modelo a nuestras salas de
clases?
Operacionalizando
las competencias desde sus niveles menores, la educación preescolar, básica y
media, supondrán un nuevo enfoque, en
donde se deberán priorizar tanto contenidos como habilidades y actitudes.
Reflexionando al respecto, adquiere especial connotación el texto de
Jaume Sarramona (2005:36) donde señala:
…¿Afecta a la
competitividad el mismo sistema educativo? En caso afirmativo, ¿de qué modo lo
hace? Y aún una pregunta más “dura” y directa: ¿tiene que preparar la escuela
para competir?...
Resolviendo
el cuestionamiento de J. Sarramona, si pensamos la escuela basándonos en John
Dewey (1972) quien nos la describía como una institución social cuya vida debería ser un fiel trasunto de
las características y experiencias positivas desde lo real, las competencias
serían coherentes en los procesos de enseñanza y aprendizaje de cualquier
nivel, inclusive desde los niveles iniciales.
La
escuela proporciona la experiencia socializadora de una comunidad educativa que
debe introducir a sus estudiantes en la
sociedad en nombre de la cual funciona y trata de lograr objetivos de diferente
índole.
Hoy concebimos
la escuela como una institución que aprende y que se constituye en una
comunidad educativa dentro de la cual se integran tanto los estudiantes y
profesores como la familia y las propias entidades del entorno. Si la escuela
integra grupos y personas diferentes, las experiencias sociales que ofrece a
sus alumnos son más ricas y variadas que las de la escuela encerrada en sí
misma.
Una institución
que aprende y en constante búsqueda de conocimientos, podrá visualizar y
concretar las competencias propuestas y
necesarias para sus estudiantes, pensándolos en el mundo globalizado y
situándolos en la época que les ha tocado vivir.
¿Qué necesitamos
para adoptar este modelo?
Para
instalar el modelo de competencias, primero habrá que buscar una definición
que las caracterice a nuestra realidad.
Para ello Sergio Tobón (2008) nos acerca a lineamientos que posiblemente nos
orientarán a ello:
1) las competencias se abordan desde el proyecto ético de vida de las
personas, para afianzar la unidad e identidad de cada ser humano, y no su
fragmentación;
2) las competencias buscan reforzar y contribuir a que
las personas sean emprendedoras, primero como seres humanos y en la sociedad, y
después en lo laboral-empresarial para mejorar y transformar la realidad;
3) las competencias se abordan en los procesos formativos
desde unos fines claros, socializados, compartidos y asumidos en la institución
educativa, que brinden un PARA QUÉ que
oriente las actividades de aprendizaje, enseñanza y evaluación;
4) la formación de competencias se da desde el desarrollo
y fortalecimiento de habilidades de pensamiento complejo como clave para formar
personas éticas, emprendedoras y competentes; y
5) desde el enfoque complejo la educación no se reduce
exclusivamente a formar competencias, sino que apunta a formar personas integrales,
con sentido de la vida, expresión artística, espiritualidad, conciencia de sí,
etc., y también con competencias.
Reflexionar
desde las instituciones formadoras de profesionales competentes, haciendo un
análisis profundo y sustancial a los niveles educativos iniciales, nos
otorgarán un punto de partida favorable en la instalación y apropiación del
modelo.
Cabe
destacar que la formación de los docentes será un tema primordial para el
éxito. La especialización será necesaria asumirla como una costosa ventaja
cuando hablamos de mejorar la calidad de los procesos. El docente debe manejar
desde las definiciones hasta las estrategias metodológicas y la evaluación para
los modelos por competencias. Los docentes serán los primeros evaluadores de los
modelos por competencias, comprobando la calidad del proceso vivenciado y la
internalización de los contenidos por parte de los estudiantes.
Considerando
los perfiles de egreso desde la
enseñanza básica y la enseñanza media, otorgarán el punto de partida si
hablamos de la concreción de competencias de base en los postulantes a nuestras instituciones formadoras de
profesionales.
La
formación desde los niveles iniciales adquiere preponderancia en este modelo,
según nos lo recuerda Gunhild Hansen-Rojas (2005:107) a través de las
siguientes interrogantes:
“…Sin duda,
todas las sociedades requieren actores competentes. Las preguntas son: ¿Qué
modelo de sociedad se requiere construir? ¿Qué tipo de competencia se requiere
formar? ¿Cuáles son las condiciones actuales? Y –al final– si existe o no
existe la disposición a la innovación y al cambio en la política, en las
institucionalidades, la economía y en los ciudadanos y si existe el compromiso
del Estado y los diferentes sectores sociales?...”
Es
interesante el situar la mirada en un futuro estudiante egresado de la
enseñanza media, y visualizarlo según este modelo de competencias. El desafío
será riesgoso pero a la vez dependerá según lo que nos dice Gunhild
Hansen-Rojas (2005:122) de:
–
La buena disposición del sistema político: la creación de marcos legales,
normativas que facilitan y no bloquean los procesos de reforma, un
financiamiento asegurado y flexible, garantizando el desarrollo flexible de la
Reforma y su implementación exitosa. Además se requieren espacios para el
desarrollo de estrategias adecuadas y adaptadas a los sistemas y condiciones
actuales.
–
La buena disposición de los profesores: los profesores se convierten en uno de
los actores principales del cambio. Sin su disposición, su inteligencia,
flexibilidad, además de su competencia, la Reforma ni se desarrollará ni se
aplicará. Se requiere capacitación docente en los temas más relevantes, además
del desarrollo de estrategias de transformación y aplicación, y, al final, la participación
activa y permanente de todos los actores para poder lograr un alto nivel de
identificación con el proyecto.
Habrá
que considerar no solo estos aspectos, sino los que emergen durante el transcurso
del proyecto de implementación del diseño por competencias. Como un ejemplo
tangible de esta adaptación a un nuevo enfoque basado en competencias, es
interesante lo que se vislumbra en el trabajo de la Universidad Católica de
Temuco, a través de su “Modelo
Educativo UC Temuco: Principios y Lineamientos” en donde se nos presenta un
trabajo mancomunado en el que la formación profesional
integra a los distintos actores, no desde la casuística, sino desde la visión
con la que se compromete cada estamento, con el futuro profesional.
Conclusión
Ahora
bien, desde la raíz epistemológica del conocimiento, la mecanización de los
procesos formativos para homologar los aprendizajes en los estudiantes de los
diferentes niveles de enseñanza supone un riesgo, considerando el conocimiento
como esa esencia implícita en el alma
del ser humano.
Es
imposible no reflexionar la cita de Barnett (2001:113) donde señala que:
“…El concepto de conocimiento representa un desafío
para la noción de competencia ¿cómo es posible, en un campo profesional en el
cual el conocimiento cambia, especificar de antemano el conocimiento que se
requiere para lograr la competencia profesional? ¿Quién determinará los
contenidos de ese conocimiento?...”
Cabe
suponer que corremos el riesgo de que la búsqueda arbitraria y ciega del logro
de las competencias de los estudiantes,
supondrá entonces, el solo “hacer” priorizando las habilidades y los
procedimientos necesarios para el mundo laboral, así como también las actitudes
y valores necesarios para el trabajo, dejando a un lado la búsqueda profunda
del conocimiento, desconociendo, en parte, la importancia que tiene éste para
la formación continua a lo largo de la vida.
Entonces,
¿se harán cargo solo las instituciones de educación superior de lograr
profundidad en la búsqueda del conocimiento? Será una variable necesaria de
investigar y dilucidar desde bases más profundas.
Bibliografía.
LIBERIO VICTORINO RAMIREZ, MARIA
GUADALUPE MEDINA MARQUEZ (2008) Educación basada en competencias y el
proyecto Tuning en Europa y Latinoamérica su impacto en México
JACQUES DELORS (1996). La educación encierra un tesoro. Madrid: Santillana. Ediciones UNESCO.
UNIVERSIDAD CATOLICA DE TEMUCO
(2008) Modelo Educativo
UC Temuco Principios y Lineamientos
GUNHILD
HANSEN-ROJAS (2005) El
Paradigma de las competencias en modelos educativos y formativos europeos, Pensamiento Educativo. Vol. 36
JAUME
SARRAMONA (2005) Un nuevo desafío a la educación actual: las
competencias como metas curriculares,
Pensamiento Educativo. Vol. 36
OLGA ESPINOZA AROS (2005) La construcción del sujeto y del
conocimiento en la acción educativa en el contexto de un curriculum por
competencias, Pensamiento
Educativo. Vol. 36
SERGIO
TOBON (2008) La formación basada en
competencias en la educación superior; el enfoque complejo, Instituto Cife.ws
SERGIO
TOBON (2006) Aspectos básicos de la
formación basada en competencias, Proyecto Mecesup.